ex- nº00

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Ser pintor en una sociedad rica tiene su explicación. Claro que en una sociedad rica un pintor se ve en la obligación de hacer las mismas tonterías que en una sociedad pobre. Pero es que, además, esas tonterías no se las compran y los pintores acaban sus días como diseñadores de estuches de galletas de coco. Como las galletas de coco de las sociedades pobres son peores que las galletas de coco de las sociedades ricas, el pintor estuchador se convierte además en un cómplice de un fraude comercial.

Jack el Decorador. M. Vazquez Montalbán

El mejor artista, el más comprometido, no sería así aquel que pintase el Dos de Mayo, sino el que no lo hiciera. Y es que el silencio de Marcel Duchamp deviene hoy más elocuente que nunca.

M. J. Borja-Villel

No deja de ser cierto que las opciones, son bastante reducidas, se puede llegar a fraudulento diseñador, cuando se tiene un concepto más clásico o burgués del arte, o atender a las recomendaciones de permanecer callado, si alguno creyó que podía encontrar un sentido social o político a su actividad (más allá de un “arte polítco” espectacular y puramente formal). A pesar de todo, en esta sociedad en la que parece, a la vez, que todo es posible y que no hay alternativas (M. Garcés), debido a nuestra fascinación por estas últimas, nosotros continuamos buscando los lugares y los modos de expresión que permitan el desarrollo de un pensamiento crítico desde una concepción abierta del campo del arte.

ex- es un proyecto de crítica colectiva a las actuales políticas culturales y educativas, a la “institución arte” y a “el arte de la política”, que aspira a ser elaborado en colaboración, de manera que, en la medida en que pueda ser un trabajo colectivo, su forma y desarrollo no son predecibles. En cualquier caso lo que sí es seguro es que no tendrá un formato permanente ya que este deberá ser definido por los contenidos que acoga cada número. En este sentido ex- quiere ser más un estuche que una caja (de acuerdo a la distinción que al respecto hace R. Sanchez Ferlosio). Sin embargo,  y en tanto que espacio de pensamiento, reflexión y comunicación de algún modo aspira a irse constituyendo en una voz anónima y pública. ex- no quiere ser una hoja informativa, ya que todo o casi todo esta hoy en día a la vista, nuestra intención es la materialización de un discurso crítico en forma de textos, de imágenes, de debates, que venga a completar los diversos modos de comunicación, pensamiento, producción y actuación pública que ex-amics del IVAM ha experimentado en el pasado.

Desde el año 2002 el colectivo ex-amics del IVAM ha desarrollado su actividad tanto a través de la presencia en medios de comunicación, como en la publicación de textos; en la producción de actos culturales –realizando exposiciones, organizando mesas de debate y conferencias–; convocando o participando en intervenciones urbanas y protestas públicas; o colaborando con otras reivindicaciones colectivas, e incluso sirviéndonos de la vía administrativa como derecho de intervención ciudadana y estrategia comunicativa. Desde el inicio trabajamos en diálogo con diversos movimientos sociales y nos sentimos implicados en conflictos de urbanismo, arte, patrimonio histórico y educación pública; fuimos especialmente críticos con los diversos proyectos institucionales que implicaban la creación de infraestructuras sin contenido y la turistización y espectacularización de la ciudad y la cultura, desarrollados durante los gobiernos de Eduardo Zaplana. Actualmente contamos con un blog http:// examics.org cuyo sentido es básicamente el de archivar todo el trabajo desarrollado hasta ahora e ir recogiendo las nuevas actividades que se lleven a cabo.

Desde hace unos años, en Valencia, en la estrategia del macroevento como generador de orgullo e identidad local, la “cultura-espectaculo” ha ido siendo sustituida por el acontecimiento deportivo, sin embargo algunas particularidades de la anterior política cultural valenciana perviven: de un lado ocurre que esta continua teniendo un curioso parecido con don Agilulfo Emo Bertrandino de los Guildivernos …, como El caballero inexistente, de Italo Calvino, que era solo armadura, pura apariencia, sin encarnación; así es la politica cultural que padecemos. Tiene un espectacular yelmo que podría ser el Palau de les Arts y una pesada coraza La ciutat de les arts y de les ciències, que le otorga presencia; sabemos que existe porque hay inauguraciones, presupuestos desbordados, deudas, gestores y cargos públicos –pura apariencia–. Pero, a partir de aquí, se acaban los parecidos con el voluntarioso Agilulfo cuyo existir dependía de su empeño. Nuestra política cultural no tiene su férrea voluntad de ser; al contrario parece más bien una “no-política” o una “postpolítica” que poseyendo todas las apariencias de actividad, todo el despliegue institucional, carece de proyecto, le falta la intención transformadora intrinseca a cualquier consideración de esta, de manera que se convierte en un puro gesto, en un hacer a la deriva; algo que hace tiempo fue definido con acierto como “politica ocurrencial” (P. Rausell) dado su desprecio en la intención de evaluar su efectividad, su utilidad pública y el sentido social de sus actuaciones.

Como consecuencia, asistimos a una situación paradójica,en la cual a pesar de que el gasto público en cultura es considerable, experimentamos tanto una continua reducción de las posibilidades participativas de la sociedad civil en el desarrollo de la cultura institucional como una creciente condición de precariedad en las condiciones de trabajo de artistas, productores culturales, creadores e industrias del sector. En esta situación ex-  se dirige fundamentalmente a todos aquellos “afectados por las politicas culturales” para incentivar esa conciencia de colectividad que permita repensar dichas políticas e iniciar acciones destinadas a la transformación de esta situación,desde el reconocimiento de la implicación social de las prácticas creativas.

Del (no) saber i del poder

Domingo Mestre (United artists from the Museum)*

Van riure molt, sobretot els més veterans del seu partit, quan la nova consellera de Cultura va reconéixer que No sabia què fer amb el Teatre Romà de Sagunt. A priori no faltaven motius per al sarau donat que els seus antecessors havien esquivat el tema durant 17 llargs anys i la innocent resposta feia esperar ho pitjor. Contra tot pronòstic, Trinidad Miró, professora de dansa de professió i amb poca experiència en la política d’alta volada, va saber afrontar la seua ignorància amb sensibilitat i sense massa complexos, consultant als que més sabien sobre el tema. Seguint les indicacions dels més doctes va convocar una comissió interdisciplinària i, a més, va aconseguir reprimir la inicial temptació d’enrocar-se en el tradicional autisme dels que ostenten la majoria absoluta. Aquella rectificació, que va permetre la incorporació en última instància de l’Acadèmia de Belles Arts a una comissió en la què legalment no resultava imprescindible, és la que, de forma paradoxal, més credibilitat atorga al dictamen final. Una resolució que, amb tota la raó del món, sol·licita la inexecució d’una sentència que amb el pas del temps ha quedat desfasada. I encara que el cas no està definitivament tancat, doncs falta que el Tribunal Suprem de Justícia de la Comunitat Valenciana atenga esta nova proposta, sí que servix l’exemple per a recordar que el primer pas cap a la saviesa està en el reconeixement de la pròpia ignorància, tal com el mestre Sòcrates ensenyava als seus deixebles quan els assegurava: Només sé que no sé res.
En l’extrem oposat d’este fecund “no saber” es troba el dubtós mèrit del Consell Valencià de Cultura (CVC) quan insistix a destacar, en la seua memòria anual, que València està plena d’escultures més prompte lletges. El problema, en este cas, no radica al diagnòstic, que pot ser no siga errat, atés que són molts els elements ornamentals i monumentals que resulten qüestionables en la nostra ciutat. El conflicte sorgix perquè, sent encertada l’anàlisi, en les conclusions no es proposen fórmules susceptibles de previndre futurs excessos i algun dels seus membres insistix a reclamar quirúrgica vendetta sobre el que ja està comprat, instal·lat i pagat. Un altre balafiament, que se superposaria sobre el primer, sense més benefici visible per a la ciutadania que el de buidar uns espais que molt prompte es voldran tornar a decorar -i sense cap garantia de sensible millora, donada la inexistència de procediments vàlids per al debat públic sobre el tema.
És encara possible, no obstant, impedir una nova mostra d’inculta barbàrie, ja que la destrucció de l’històric barri del Cabanyal encara pot paralitzar-se. La batalla legal pareix que ha conclòs de forma favorable per a l’Ajuntament de València però, com en el cas del Teatre Romà, la possessió de la raó judicial no evita que eixa actuació siga, ara mateix, una absoluta i innecessària aberració, no sols estètica. En este aspecte m’agradaria escoltar la veu dels cultivats membres del CVC, de l’actual consellera de Cultura i de tots els que tenint el suficient coneixement i sensibilitat, així com la capacitat real d’aconsellar sincerament a l’alcaldessa de València, poden i han d’intentar que el conjunt dels valencians no perda una part important de la seua memòria col·lectiva. La nostra ciutat no serà millor, ni més moderna, arrasant els poblats marítims; i el prestigi personal i polític de Rita Barberá no eixiria perdent, sinó guanyant, en cas de rectificar a última hora la seua postura.

* Publicat en castellà al diari Levante-EMV, 27-06-08.
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