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BARRACONES y MUSEOS
23 Junio, 2002
Nacho ParÃs
Mientras se retrasan los pagos a los profesores y se incumplen acuerdos salariales con los maestros, mientras los niños estudian en barracones (desde 1996) y en aulas precarias o ruinosas de colegios e institutos ( que no tienen ni una biblioteca), mientras los centros de enseñanza asisten a la congelación del presupuesto para su funcionamiento y a los retrasos permanentes en los pagos para cubrir las vacantes del profesorado, mientras se olvida y desprecia le enseñanza de adultos. Mientras toda esta vergüenza acontece, la ConsejerÃa de Educación y Cultura argumenta dificultades de liquidez presupuestaria, sobre lo que ya es un gasto vergonzante para la educación (en nuestra comunidad el gasto público por alumno esta por debajo de la media nacional) y va organizando onerosos fastos y dispendios culturales de dudosa utilidad social destinados básicamente a ocupar titulares de prensa.
La ConsejerÃa de Cultura creadora de esta triste situación evidencia desconocer que no se pude hablar de nuevos museos, ni de bienales, ni debate intelectual, ni de proyectos de desarrollo tecnológico, ni de creación artÃstica, ni de investigación cientÃfica ni de encuentros mundiales, ignorando que todo esto depende inicialmente del trabajo de los maestros y de la dignidad profesional de las escuelas, y que la asignación de los medios adecuados en la enseñanza es la condición absolutamente indispensable para el desarrollo cultural y económico y la modernización de un paÃs
La ConsejerÃa de Cultura parecerÃa no entender que sin una escuela pública de calidad no es posible el desarrollo cultural
Pero esta actitud no es gratuita se trata de una estrategia de exclusión cultural que persigue la creación de un monopolio del saber y sus lenguajes, controlado por una clase dominante, excluyendo al ciudadano de a pie del territorio del pensamiento, con el objetivo de limitar su autonomÃa, su voluntad y su capacidad de elección, destruyendo asà las posibilidades de construcción de nuevos modelos de humanidad. Esto es lo que está en juego.
Mientras, que continúe el espectáculo; edifiquemos los museos mas caros sin preguntarnos que experiencia profesional demuestran aquellos que los gestionan sin preguntar si semejante inversión servirá para acercarnos al debate artÃstico internacional, o simplemente ocupará una lÃnea mas en los folletos de ocio y turismo junto a la paella y el buen clima valenciano.
Y que los niños sigan en barracones, porque la idea es crear desde la mas tierna infancia la conciencia de que las diferencias sociales son insalvables desde un sistema aparente y tramposamente meritocrático pero real y profundamente dedicado a perpetuar las desigualdades. Y que vayan pensando que la cultura es un privilegio encerrado en edificios de mármol que debemos aplaudir (cuando quedan entradas) por que el acceso al palacio no es para todos y dejemos la educación como una simple formación útil para una inserción acrÃtica en el mercado laboral.
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