Parques Temáticos Reunidos

Levante EMV, 09 Ene 2004

Álvaro de los Ángeles

Debiéramos esperar del arte contemporáneo que fuera sensible y crítico con la sociedad donde habita y desde donde surge, en el momento histórico que le ha correspondido vivir. Si no es así, no parece que podamos denominarlo ni contemporáneo, ni tan siquiera arte. Cuando, además, emplea los métodos directos y clarificadores de lo que se denominó Arte Pop, que si bien es cierto que abusó en determinados momentos de cierta complacencia y una ironía rayana la superficialidad, también lo es que surgió para desmitificar la función del artista en cuanto que creador poco menos que de propiedades divinas, debemos al menos exigirle un re-cuestionamiento de aquellas exigencias, amoldadas -eso sí- a los tiempos que corren. Es más que evidente que Antonio de Felipe (Valencia, 1965) no hace ni arte contemporáneo (por más que lo haga en la época presente) ni, en definitiva, arte (pues éste no puede ni debe basarse en la mera repetición de fórmulas que, en este caso, ni están bien formuladas ni, menos aún, bien resueltas). Tampoco lo suyo puede denominarse arte pop pues sólo emplea de éste los postulados que le convienen, omitiendo su carácter comprometido y potenciando el cariz chistoso resultante de las vacuas asociaciones de ideas en las imágenes y títulos, algunos de ellos de auténtica ?chafardería? y mal gusto.
Así pues, el conjunto de piezas que se presenta en el Museu Valencia de la Ilustración y la Modernidad-MUVIM, bajo el pueril título CinemasPop, no hace sino evidenciar aún más algunos de los problemas estructurales que sufre esta Comunidad en materia de política y gestión culturales. Por un lado, sigue quedando más que patente la deriva programática e identitaria en que está sumida el propio museo, a mitad camino entre un parque temático y un contenedor (de contrastada calidad arquitectónica) vacío y sin contenido. En segundo lugar, con la polémica adquisición y presentación pública de las doce marilynes por parte del Conseller de cultura y del mismísimo President para la Colección del IVAM, sólo se consigue enervar a los pocos que aún quedamos involucrados e interesados en el arte contemporáneo en esta Comunidad, donde parece que se haya vuelto a la época de los pintores de Corte y las decisiones déspotas e ilustradas. Más aún si atendemos a la inexistencia total de adquisiciones que el IVAM, con su Director a la cabeza, le ha dedicado en los últimos años tanto a las galerías valencianas como a los artistas (valencianos o no) que en ellas exponen; tarea que se le presupone a un Museo que trabaja con autonomía y presupuestos públicos de una Comunidad. En último lugar, este tipo de muestras sólo consigue una recesión desinformativa en materia de educación, difusión y esclarecimiento de lo que representa el arte actual (tarea que también se le presupone a cualquier museo) y evidencia que arte contemporáneo y sociedad valenciana no van parejos. Mucho menos si los Camps y los González Pons de turno se afanan en tomar decisiones unilaterales basadas en sus propios gustos artísticos y los Barañano que correspondan claudican en su tarea más básica e irrenunciable: la de la independencia en las adquisiciones de una colección, antes seria.
Mientras tanto, otra función sí cumple la exposición de De Felipe: que se hable de ella y que, a base de iconos altamente reconocibles y comerciales, de elementos ligeros y colores vistosos, se llene el museo al menos los domingos. Enhorabuena a todos por hacernos cada vez más ignorantes.

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