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Cartelera Turia, 2 de agosto, 2002
LA TURIA DICE QUE…
Tiene razón y motivos la asociación Ciutadans per una Cultura Democrática i Participativa para oponerse a la destrucción y traslado de las piezas de la sala Embajador Vich, en lo que fue el Centre de Carme del IVAM. Porque, en primer lugar, la ley del Patrimonio en vigor impide alterar la historia, la volumetrÃa y la biografÃa de los inmueble protegidos con la categorÃa de Bien de Interés Cultural, cual es el caso. Se puede intervenir en tales bienes con propuestas sobre mejora de usos socia les, o al amparo de informes acreditados por solventes órganos consultivos.
Pero la irresponsable pretensión de la Generalitat Valenciana, empeñada en desmantelar el Carme para albergar un estrambótico museo sobre el siglo XIX, amparada por la prepotencia o esperando informes escasamente solventes como el que prepara el increÃble Consell Valencià de Cultura, inhábilitan cualquier reforma u expolio, a riesgo de que los tribunales de Justicia tomen cartas en el asunto. Cambiar la historia y la biografÃa de la que fuera primera sede de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, contradice frontalmente lo establecido por las leyes vigentes. Téngase en cuenta puesto que tan pronto finalice agosto, se desatará una de las más agrias y prolongadas campañas electorales, con las consiguientes promesas del oro y el moro a cargo de quienes tan alegremente dilapidan los presupuesto públicos, pero gobiernan contra el sentido común. ¿Cabe entender una ampliación del IVAM que desaloja a los vecinos? ¿Cómo se justifica una polÃtica (dudosamente) cultural de escaparate -hoy una bienal, ahora un museo del XIX, pasado mañana otro sobre la imprenta…- que persigue a los ciudadanos? Precisamente éstos, a través de las plataformas cÃvicas, asociaciones y confiemos que a no mucho tardar los partidos de la izquierda, reclaman debates que armonicen la conservación del patrimonio histórico, artÃstico y urbanÃstico, con el bienestar y las debidas dotaciones. De los fastos bienales, de los continentes sin contenidos (Museo de las Ciencias, el de la Ilustración…), de los estropicios saguntinos o de virtualidades teatrales y cinematográficas, inmobiliarias todas, el gobierno del PP ha saciado sobradamente las expectativas. Llegada está, a nuestro entender, la hora del relevo polÃtico, del debate serio y contrastado sobre patrimonio y polÃticas culturales, y, por encima de todo, la hora de los ciudadanos.
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